miércoles, noviembre 30, 2005

Tiempos Remotos

Hace un puñado de años... o dos o tres, quien más tarde se convertiría en mi esposa, me invitó al Teatro Municipal de Santiago a ver una opera. Mi suegro, italiano de apellido y en el gusto por las artes -la pintura y la ópera en particular- no podía asistir a la función de su abono, lo que nos dio la que en ese momento para mi era la dudosa oportunidad de presenciar este espectáculo que terminaría marcando mi vida, como muchos vividos con Claudia.
La memoria es frágil y hace unos años, conversando un día con Claudia nos dimos cuenta que recordábamos todo igual, salvo la ópera que habíamos visto, según ella, en esa oportunidad fuimos a La Boheme, yo insisto en que fue La Traviata. No hemos logrado ponernos de acuerdo y como tampoco recordamos exactamente que año fue -nuestro pololeo fue lo suficientemente prolongado como para que estemos dudosos entre dos años, en cada uno dieron una de estas obras- por lo que nos hemos conformado con que sea parte de los mitos no resueltos.
Ambas óperas son hermosísimas y difícilmente quien se acerque por primera vez a un escenario a ver cualquiera de ellas, quedará indiferente y muy probablemente quede prendado no sólo de esas obra sino que además será cautivado por el hermoso espectáculo que es una opera. Seguiremos sin saber si fue La Boheme, que Claudia recuerda por la escena en la nieve, o si fue La Traviata. Para disfrutar sin dilucidar, partamos por disfrutar el dueto que recuerda Claudia.


viernes, noviembre 25, 2005

Los inicios

En este espacio comenzaremos a compartir conversaciones que cultivan el gozo del espíritu y la amistad.