sábado, mayo 27, 2006
LA CULTURA ENFERMA DE POBREZA
Los últimos años han sido de constante sufrimiento para el Teatro Municipal de Santiago, que se ha visto afectado de sucesivos déficit y cada vez que ello ocurre resurgen una serie de argumentos que hacen que finalmente las medidas tomadas sean sólo parches que permitan silenciar el problema, pero no resolverlo.
Con frecuencia se argumenta que el Teatro Municipal sirve a una elite y que en tal sentido no resulta posible destinar recursos de la Nación para beneficiar al privilegiado grupo que disfruta de los espectáculos en éste, entre el cual me encuentro siendo abonado a la opera por más de 15 años. Para qué hablar de los argumentos que comparan los recursos que serían necesarios para mantenerlo con la cantidad de escuelas, hospitales o carabineros que se podrían financiar con ellos.
La miopía de los argumentos con que se discute desconocen que los problemas de Municipal son una de las manifestaciones del empobrecimiento cultural del país, que también han significado el cierre de la radio Andrés Bello y casi la pérdida de la Radio Beethoven, la reducción hace 2 años de los abonos a la ópera de 4 a 3 series, la chabacanería y facilismo de nuestra televisión. Pocos relacionan este fenómeno con el pobre desempeño de nuestra educación, del que dan cuenta el que la inmensa mayoría de los chilenos no entiende lo que lee y que los resultados de pruebas internacionales aplicados sobre nuestros estudiantes resulten ser de los peores del mundo.
Interpretar todos estos elementos por separados y no como parte de un sistema agravan esta situación en la que seguimos dando palos de ciegos sin que hayamos logrado avanzar.
Un Teatro Municipal de Santiago desfinanciado no sólo afecta quienes asisten a él, sino también a quienes trabajan en él y desde allí hacen un aporte esforzado y comprometido a nuestra cultura e identidad.
Con esta miseria cultural, cada vez tendremos menos jóvenes interesados en la música y los que persistan pese a todo, no podrán tener como expectativa el trabajar en Chile pues no habrá para ellos escenarios. Así las cosas, difícilmente veremos en el futuro surgir figuras como Verónica Villarroel, Alfredo Pearl, Claudio Arrau, Ramón Vinay, tantos otros que sería largo interminable enumerar a quines, hayan o no estado vinculados al Teatro Municipal de Santiago, les tocó formarse en un país cuya riqueza cultural fue mayor a la que tenemos hoy y muy superior a la que estos sucesos nos previenen tendremos en los años venideros.
Por cierto que financiar al Teatro Municipal no revertirá todo ello y, en realidad, quizás nada, si ello no se acompaña de otras acciones que aporten a nuestro enriquecimiento y diversidad cultural. Nada impide que, financiado por el estado, en lugar de 3 funciones de cada título de ópera con elenco intenacional y otras tantas con intérpretes nacionales, haya una cuarta y gratuita del primero, sólo para estudiantes de música, arte, cine, teatro, etc.; y que se haga el doble de funciones nacionales gratuitas, unas para nuestros viejos elegantemente llamados tercera edad- quienes por el monto de sus pensiones están en su gran mayoría impedidos de asistir a estos espectáculos; otra para nuestros jóvenes escolares integrantes de coros escolares, orquestas juveniles, etc.-, y otra abierta al público en genera, como el año pasado ya lo hizo.
Me he refiero a la ópera por ser mi pasión musical y lo que más conozco, sin embargo todo lo dicho aplica igualmente para los ciclos de concierto, ballet y todos los otros espectáculos que el principal escenario de Chile monta cada año.
Me niego a aceptar que el Teatro Municipal de Santiago desaparezca. Hoy efectivamente sirve a una selecta minoría, sin embargo ello no puede ni tiene por que seguir siendo así, no sólo porque no es viable, sino porque debe tomar el rol protagónico que le corresponde en el desarrollo musical de todo el país. Resulta pues indispensable su preservación y extensión al ámbito nacional, llevando sus funciones a los restantes teatros municipales del país, revitalizando la actividad y el interés cultural a lo largo de todo Chile y de esa forma aportando también a la descentralización. Así, podrá cumplir su vocación de principal escenario nacional, convirtiéndose en un lugar que permanentemente tenga funciones de diversa índole que amplíen la variedad de espectáculos, como tímidamente lo ha hecho en el pasado, trayendo musicales, obras de teatro y recitales, acogiendo expresiones artísticas más allá de la música selecta.
La dolencia del Teatro Municipal de Santiago forma parte de la enfermedad del alma de Chile por lo que los recursos necesarios para mantenerlo, potenciar y extender su actividad son comparables a los recursos necesarios para cuidar la salud y la educación de los chilenos.
miércoles, mayo 24, 2006
Una mamorable y gran función
Fue, por muchas razones, una experiencia extraordinaria. La primera, y para mi más importante, es que fuimos en familia; mi esposa, nuestros tres hijos, mis padres y mi suegro. Ya sólo esto lo convierte en un evento especial e inolvidable. No era la primera vez que los niños iban a la ópera en el Municipal, sin embargo hacía mucho tiempo que no lo hacía y esta vez la revelación fue la más Chica, Isidora, que siguió la trama con entusiasmo y emoción, aplaudiendo a rabiar al final de la función. Antes de irnos, fuimos con ella a saludar a los intérpretes y ella pidió los autógrafos de David Rendall -Otello-, Pedro Espinoza -Rodrigo-, Ricardo Seguel -Montano-, y Verónica Villarroel -Desdémona-.
Efectivamente, otra de las razones que hizo de este Otello un hecho memorable es que el rol de Desdémona fue interpretado por la destacadísima soprano Chilena, Verónica Villarroel. Debo decir, a riesgo de pecar de chovinista, que ella fue una emotiva, adorable y potente Desdémona. Verónica viene a Chile una vez al año a participar en uno de los títulos de la temporada; todas las veces ha resultado gratificante escuchar a esta compatriota que friunfa en el mundo, desplegar su encanto y su hermosa voz. Como Desdémona, en el dúo final del primer acto, Villarroel me enamoró con su voz, su musicalidad, su dulzura. En las últimas escenas de la ópera volvió a emocionarme con su dramático presagio de la muerte en la "canción del sauce".
Yo nunca había visto Otello en vivo, lo he escuchado en diversas grabaciones y lo he visto en DVD. Vivirlo en persona me hizo una vez más entender por qué, pese a la gran cantidad de discos que poseo, espero ansioso la temporada y el que, al final de ella, una parte de mí sienta que el año ya se ha terminado.
En las voces de los roles protagónicos destaca por sobre todo la de Verónica, quien lució sus atributos vocales con tremenda compenetración del personaje y con luminosidad y bellaza. Rendall partió bastante débil, quizásproducto de haber salido al escenario con la garganta poco templada. Su voz era débil, algo imperdonable en el carácter del poderoso Otello, sin embargo, a partir del segundo acto se recuperó enormemente, haciendo un tercer acto vibrante. El Barítono Frederick Burchinal -Iago- hizo una buena interpretación. Dueño de una voz de muy grato timbre, la acompañó de una buena actuación que lo convirtió en un creíble y malvado Iago. Su voz también partió con poca potencia en el primer acto, sin embargo a partir del segundo acto creció en caudal. El trío de roles masculinos protagónicos lo cierra Juan Carlos Valls -Cassio-, quien tuvo a mi juicio una participación discreta en lo actoral e interpretativo, pese a ser poseedor de una voz de bello timbre y adecuada potencia para el rol. En este último caso, me llamó la atención lo poco viril de su interpretación, que desluce en un Cassio que, despojado de su grado de capitán, en las otras versiones que he visto y oído, ha interpretado un honorable capitán que, en esta ocasión, se vio muy débil.
El director de orquesta merece comentario aparte. Roberto Rizzi-Brignoli le sacó fuego a la orquesta. Me pasa con frecuencia que, mal acostumbrado a escuchar las óperas en grabacionesde estudio, cuando las veo en vivo, la fuerza, claridad y precisión de la orquesta son muy inferiores a las escuchadas en los CDs y DVDs. En este caso, quizás por estar en el palco del alcalde, que está sobre el foso de la orquesta, la magnificencia de la música de Verdi, trepaba imponente y se mezclaba con la trama de la tragedia resaltando y siendo el cimiento de la puesta en escena. Mirar al director resultó ser además entretenido, lejos de ser un maestro de la batuta, Rizzi-Brignoli dirigía con todo el cuerpo, se encorvaba, arrancaba las notas graves y poderosas desde lo más profundo del foso, los sutiles pianísimos de algunos pasajes, parecían ser silenciados con sus dedos antes de abandonar el sitio de la orquesta. Al final me di cuenta que tanta contorsión le significó una rajadura en la maga de su frac que se debe haber enganchado con algún clavito a medio camino. El director se sacó un siete, el que se lleva grabado en su ropa.
El próximo título de la temporada, al que dedicaré las próximas publicaciones, es Electra, de Strauss. Esta no es una ópera de fácil gusto, al menos no para mí. De hecho la he escuchado un par de veces -tengo igual número de grabaciones- y no ha logrado hasta ahora cautivarme. Sin embargo nunca la he estudiado, ni la he escuchado con el libreto en la mano, cosa que haré en esta ocasión para poder disfrutar la función en un mes mas.
lunes, mayo 01, 2006
È finita!
Demasiado obvio y aburrido repetir el refrán popular de que "los celos no engendran nada bueno", más en este caso, en que dieron origen, primero a la obra de Shakespeare y por sobre todo a esta potente y hermosa ópera de Verdi.
Verdi había decidido retirarse y dejar de trabajar. Su amigo y editor, Ricordi, le enviaba, desde que supo que se había embarcado en la música para esta obra, un negrito de chocolate para su cumpleaños, en alusión al "Moro" (Otello). Arrigo Boito, el libretista, limpió del original de Shakespeare, todas las referencias racistas de la obra, no por un cuidado de lo políticamente correcto, como podría parecer en nuestros días, sino para concentrarse en el drama principal que querían proyectar, los celos.
Otello es la penúltima ópera de Verdi, quien dejaría de componer luego de escribir Falstaff, cuyo libreto también es de Boito e igualmente está inspirada en personajes de obras de Shakespeare.
Volviendo a nuestra ópera, Otello ha caído en todas las trampas que le ha ido tejiendo Yago. Su sufrimiento es insoportable, llegando al límite de estar más dispuesto a perder a Desdémona en los brazos de la muerte que en los de Cassio. En su desesperación y locura decide matarla. Llega ésta, la penúltima escena de la obra, en que Otello entra a la habitación de Desdémona a asesinarla, ella despierta y encara la situación. Desdémona se da cuenta que no hay forma posible de convencer a Otello de que ella sólo lo ha amado a él y como última demostración de su amor, pide sólo un momento para rezar. Otello, fuera de sí la asesina. Como podrán haberse dado cuenta; como tortura suprema, Otello se entera de que todo ha sido un montaje, Cassio ha dado muerte a Rodrigo y éste, al expirar ha confesado todo el montaje. Yago huye.
Powered by Castpost
La ópera no termina aquí, Otello, en el clímax del sufrimiento por haber asesinado a la mujer que lo amaba y por haberse cegado por los celos, se quita la vida.
Esta ópera casi no tiene, como las anteriores de Verdi, números, es un continuo de música y diálogo, los que van constituyendo el ambiente, la emoción de la obra. Aída sigue siendo considerada la pieza máxime de Verdi, sin embargo quizás Otello sea su obra más madura musicalmente.
Pese a Otello, los celos no siempre conducen a la destrucción y la muerte, a veces son la alerta que despierta amores aletargados. Los celos son a veces el temor a peder a quien se cree posesión de uno, otras, son el miedo a quedar solo, en ocasiones, pese a todo, son reveladores de la rutina y la pérdida de encantamiento, entonces los celos aparecen como un acicate que despierta pasiones olvidadas que en algunas ocasiones dan espacio al renacer del amor y con ello, dan paso a la vida.
sábado, abril 22, 2006
El amor y los celos
Powered by Castpost
Sin embargo ya antes de esta escena Yago ha comenzado el desarrollo de su plan contra Otello, provocando el enfrentamiento entre Casio y Rodrigo en el que el primero hiere accidentalmente a Montano, por lo cual Otello degrada a Casio.
Durante el segundo acto Yago consigue sembrar en Otello la duda de los celos, primero, la certeza de ser engañado por Desdémona y Casio, después. El Plan de Yago parece irremediablemente encaminado al éxito, mientras el amor de Desdémona se enfrenta una y otra vez a las iras y distancias de Otello, a quien todos los acontecimientos le refuerzan la infidelidad de su mujer.
Llega esta segunda escena entre ellos, al inicio del tercer acto, donde Otello aún se debate entre el amor y la ira de saberse engañado. Cada palabra de Desdémona pidiendo el perdón de Casio confirma a Otello el amor entre ellos. El dolor va rajando las notas de este dúo lleno de contrastes en que Verdi logra magistralmente un diálogo musical de las emociones de ambos personajes. Es el contraste entre el amor y los celos.
Powered by Castpost
En pocos minutos, la dulce voz de Desdémona y la música que la acompaña en su entrada va dando paso a los arrebatos de Otello; la música salta con él, vuelve a la melodía dulce con ella, nuevamente con él los golpes musicales, la ira, la fuerza. Ya a los 3 minutos Verdi nos tiene frente al sufrimiento de ambos, el dolor de Otello por el supuesto engaño de su mujer, el de ella por ser injustamente acorralada... pero Desdémona vuelve a la dulzura, Otello a las dudas, Desdémona al amor, él a los celos, ella a la cordura, Otello a la locura.
La música de Otello me evoca momentos en que los celos que mordieron hace algunos años; aquella emoción miserable que me ahogaba, que no me soltaba ni un segundo, que estaba omnipresente arrebatándome toda libertad. Esta escena rememora esos momentos, aquellos diálogos sordos, aquella angustia. Los celos fueron demencia.
sábado, abril 08, 2006
La tormenta está por desatarse
Powered by Castpost
Radio Beethoven
Dentro de éste hay un vínculo a la
Para quienes quieran introducirse un poco más en este mundo maravilloso y entretenido, pueden visita un el gran sitio
Otello, quizás por sus dramáticos primeros compases, que asaltan el oído y el alma desde la partida, tal vez por la forma en que el sino de los personajes es dibujado por la música que los acompaña, fue
sábado, marzo 25, 2006
La donna è mobile
El DVD de esta ópera está filmado en escenarios naturales por lo que, si bien no está grabado en vivo, es imponente en escenarios y la calidad de la versión musical es extraordinaria, siendo de estudio.
viernes, marzo 17, 2006
La vita è mobile
De pronto, la única vez que pude escucharlo pasaba a ser también la última. Pasaba a tener conciencia y a recordar con nostalgia no haberla tenido entonces, para haber atesorado ese concierto.
Pero la vida e una hermosa mujer, que nos seduce, nos hace un guiño, nos deja esperando, nos da la espalda y luego nos abraza y nos besa. La vida es cambiante -gracias a Dios, si no sería un aburrimiento vivirla- y cuando todo va bien, aparece algo que nos alerta; cuando todo parece ir mal, nos regala un remanso que nos da espacio para rellenar los pulmones y el alma.
Ya me estaba haciendo a la idea de ir recuperar el valor de las entradas, aunque nadie me devuelve la ilusión perdida… cuando una nueva noticia me sorprende, el concierto se realizará el 17 de mayo, lo que, de concretarse, se convertirá para mi en un estupendo regalo de cumpleaños recibido apenas uno pocos días antes.
¿Se realizará o no el concierto? Nadie lo sabe. Finalmente la vita, come la donna, è mobile
viernes, febrero 24, 2006
Regreso con Pavarotti
Desde que publiqué la última vez, han pasado dos meses, en los que celebrado la navidad, he recibido el año nuevo y he salido de vacaciones, todo con en familia. Ha sido un tiempo de gran disfrute y ahora ya están los niños a una semana de volver a clases... y yo a mi blog.
El que esta página se llame como se llama no es casual -ya está dicho- forman una tríada de disfrute de los sentidos, de todos ellos, los cinco conocidos por todos sumados a la emoción, y está por llegar un evento que me exacerba este último: la visita, el próximo 22 de marzo de Luciano Pavarotti a Chile, con su Farewell Tour.
Pavarotti ya visitó Chile en dos oportunidades y tuve el privilegio de asistir, en la primera de ellas, a un maravilloso recital. Al segundo recital no pude asistir pues no fue en Santiago y yo no pude viajar. No han pasado en balde los poco más de 14 años que separarán al de fines del 91 y el que se nos viene en marzo, sin embargo, estar en la presencia y al alcance de la voz de semejante monstruo de la lírica es un imperdible.
Los que amamos esta música reconocemos en Pavarotti una maravillosa voz y una capacidad interpretativa descollante. Es y seguirá siendo durante muchos años un referente ineludible para los nuevos cantantes. Canta como si sacar esa voz hermosa y potente no le significara ningún esfuerzo. Su simpatía y gusto por lo que interpreta inunda el ambiente donde está y contagia a los que lo vemos ¿ o simplemente lo escuchamos en alguna grabación. Si lo dudan, vean el comercial con que la empresa que lo trae a Chile anuncia su visita, lo he visto 3 veces y en cada una de ellas se me ha puesto "piel de gallina" de emoción.
Si Dios no dispone otra cosa, el 22 de marzo estaré en el Estadio Nacional de Chile, escuchándolo en persona por segunda y, con certeza, última vez. Pavarotti deja los escenarios después de haberse dedicado a lírica con pasión por más de 44 años desde su debut en abril de 1961. Pavarotti ha escrito parte importante de la historia de la opera, marcando una época y convirtiéndose en un ícono, como lo han sido Caruso y La Diva -Maria Callas- antes que él.
Un guiño mayor de Dios hará que me resulte asistir a una cena con él unos días antes del recital.
Ya les contaré, después de esta magna visita, los pormenores y las emociones vividas.